Sobre mí

¡Hola! Soy Romina Castagnolo, aunque todos me llaman Ro. Soy profesora de Lengua y Literatura Española y diplomada en Español como Lengua Extranjera. Nací y vivo en Mendoza, Argentina, una tierra que siempre llevo conmigo como se lleva el idioma: con orgullo, identidad y mucha pasión. Una provincia reconocida por sus paisajes al pie de la Cordillera de los Andes, sus viñedos mundialmente famosos y su riqueza cultural. Pero para mí es mucho más: es mi lugar en el mundo, un rincón donde el paisaje se mezcla con la cultura, la historia y una forma muy especial de vivir.
Desde muy chica descubrí que enseñar era mi manera de estar en el mundo. A los 17 años empecé a dar clases particulares, y esa vocación que nació entre cuadernos y pizarras fue creciendo con los años. Luego estudié Letras en la universidad, y más adelante me formé como profesora de español para extranjeros. Así encontré mi verdadero lugar: el aula, el idioma, y el encuentro humano con personas de distintas culturas.
Mis clases son dinámicas, vivas, llenas de conversación y temas diversos, porque creo que el idioma se aprende hablándolo, viviéndolo y compartiéndolo. He trabajado con personas de todas las edades y niveles, y en todos los casos mi objetivo es el mismo: que el español no sea solo una lengua que se estudia, sino una herramienta para conectar, para descubrir el mundo y para disfrutar.
Lo que más define mis clases es la frescura y la transparencia. Enseñar, para mí, no es algo formal ni distante: es un vínculo vivo. Mis clases están llenas de charlas espontáneas, anécdotas, risas, mate y muchas aventuras compartidas. Con el tiempo, mis alumnos se vuelven amigos con los que construyo puentes, no solo lingüísticos, sino también afectivos y culturales.
Amo la lectura tanto como la enseñanza. Soy lectora desde siempre: no hay un día sin un libro cerca. Mis autores favoritos son Borges y Gabriel García Márquez, dos gigantes que me inspiran tanto en la escritura como en la forma de entender el lenguaje. Me encanta viajar, conocer nuevos lugares y aprender de otras formas de vivir. Y quizás por eso enseñar español a personas de otros países se volvió, más que una elección profesional, una forma de vida.
Hoy sigo recorriendo este camino con la misma curiosidad y entusiasmo del comienzo, compartiendo palabras, historias y culturas con quienes llegan desde distintos rincones del mundo. Porque para mí, enseñar no es solo transmitir un idioma: es tender puentes, crear vínculos y crecer con cada encuentro.